El único propósito presente es florecer

El único propósito presente es florecer

A veces esa herida que creías que estaba sana y curada, se vuelve a presentar, pero de otra manera en tu vida. Y después de tantos años de terapia y sanación, llega un momento en el que sientes que todo está pasando de nuevo. Y vives un cierto déjà vu.

Que te hace regresar las escenas. ¿Qué pasa en tu mente en ese momento?
Descubres el origen de la herida, y te das cuenta que llevas años sanando, si. Pero tal vez no sanando desde raíz, sino solamente los síntomas que te estaban matando. ¿Eso es estar huyendo?

A veces eso mismo que te rompió y te hirió de forma humana, regresa para enseñarte que también te sanó y te hizo encontrarte a ti. Porque todo ese trabajo interno que llevas hecho, fue real. Porque todos esos años y meses de terapia, de llanto y de perdón, te ayudaron a descubrir quién eres, cómo reaccionas y como perdonas.

Te ayudaron a descubrir quién eres en este mundo y como sanas. Desde dónde sanas.


Descubres que ahora estas aprendiendo, permitiéndote estar, ser, sentir y sanar.
Estás entendiendo que está bien ser como siempre has sido; sensible, fuerte, valiente, orgullosa, decidida, apasionada, intensa, exagerada, entregada, perfeccionista...siendo tú. Y lo estás permitiendo. Lo estás dejando ser. TE estás dejando ser.

¿Que te dice el corazón?

Cuando encuentras ese amor incondicional en ti. Una semilla de amor se siembra. Cuando pasas tiempo creciendo y regando esa semilla, florece amor.

El riego de esa semilla es a través de todas esas veces en las cuáles no te has abandonado. Todos aquellos momentos de amor, de paz, de calma, de escucharte, a tu cuerpo, a tu mente, a tu corazón – y de elegirte. Sobre todas las cosas, elegirte.

Y cuando el Universo te presenta de nuevo un reto que te va a reflejar ese mismo duelo. Esa misma herida, ese mismo miedo, ese mismo perdón, pero desde otra perspectiva. Desde el otro lado del espejo. En donde te pida de ti. En donde te pida dar algo de ti, es entonces cuando regresas la semilla.

El propósito de vida se convierte en regresar esa misma semilla que te sanó, de vuelta al Universo y plantarla en otra planta para que crezca como árbol firme y grande. Plantarla en otra persona, en otro ser humano, que veas que está necesitando tu mismo proceso de sanación. Y ahora, con esa sabiduría y con ese conocimiento que has construido con tus nuevas herramientas y tu nueva perspectiva, nace el propósito de no solamente sanarte a ti, pero ahora ayudar a otro a sanar. Pero la cura reside en el mismo punto – en el amor. Solamente que ahora eres TÚ quién entregas esa semilla y sanas con amor. Así cómo a ti te sanaron con amor en su momento.

Entonces, el propósito de vida es regresar esa semilla de amor incondicional hacia algo que me hizo sanar y encontrarme. Obtengo esa sanación desde el amor hasta liberarlo, porque ya no es mío. Y cuando deja de ser mío, lo enfoco tanto hacia la empatía que se vuelve de alguien más. Y así esa semilla se vuelve a plantar en el Universo. Y el Universo ya se encarga de su propio proceso y lo que siga más adelante en su camino. Pero mi camino cerró ahí, cuando yo sané y esa misma semilla la siembro para que alguien más llegue a sanar. Así cerramos el ciclo.

CON AMOR INCONDICIONAL QUE REGRESA COMO OLA DE MAR.

Ahora - tu no eres el creador de crecer esa semilla.
Tu solamente eres alguien que viene a plantar la semilla.
Así como te la plantaron a ti y la usaste para sanar.

La semilla se planta con intención y desde el amor.

¿En qué parte de tu proceso vas?
¿Sembrando, nutriendo, regando, floreciendo, entregando?

Eres todo.
Eres la flor, eres la tierra que nutre, eres el sol que alimenta, eres la lluvia que crece, eres la luna que abraza, eres la abeja que se alimenta, eres la flor que entrega.

Eres el Universo entero.
Y vienes a esa vida a florecer.
Y a que otros florezcan contigo.

Regresar al blog

Deja un comentario

Ten en cuenta que los comentarios deben aprobarse antes de que se publiquen.