Crecí siendo deportista de alto rendimiento; compitiendo para equipos nacionales, entrenando con atletas olímpicos, aprendiendo sobre la competencia, la exigencia, el significado de la perfección, de equipo y la dedicación. Desde pequeña sostenía una idea que me fue marcada por mi sociedad y cultura - el ser parte de una realidad en la que no me sentía plena, satisfecha, ni vista. Mis manos siempre sintieron las canciones de las flores, mis ojos siempre soñaron despiertos, mi corazón siempre latía más fuerte al escuchar a la naturaleza en mis pulmones. Y siempre supe que mi alma vino a este mundo para ver a los ángeles y poder decirles a todos que eran reales. Pero nunca supe comunicarlo. Así que lo intenté, di lo mejor de mí por muchos años, en una realidad en la que fui muy feliz, pero nunca plenamente transparente y auténtica.

Pasaron los años hasta llegar a una crisis de identidad personal - en donde me perdí. Literalmente. Mi cuerpo se desconectó de mi mente, mis miedos se apoderaron de mí y todo en mi mundo personal se vio afectado. Empecé a buscar cualquier forma de poder sanarme, de poder entenderme, encontrarme, y sentirme un poquito mejor. Y así fue, un proceso duro y doloroso, pero sobre todo, solitario. Pues entendí que mi alma estaba despertando y mi cuerpo intentando entenderla. Así que meses después de esta situación, empecé a escuchar de nuevo a mis manos, y me dejé bailar, con todo y miedos, me levanté a crear lo que mi alma pedía gritar.

Así nació Mano de Luna - un humano creativo, artista, que buscaba expresar y comunicar lo que estaba viviendo, y así poder encontrar una comunidad. Poco tiempo después, me di cuenta de que la realidad en la que se quiere vivir, la crea uno mismo, y que el arte está en todo lo que nos rodea. Que cuando encontramos ese propósito del alma, a través de la escucha presente, interna y consciente, es ahí en dónde empezamos a encontrar esa luz que ilumina la oscuridad. Aprendí que a través del silencio se encuentran las respuestas, y que lo que se quiere ver reflejado en el exterior, viene antes del interior, del corazón. Así que aprendí a calmar la mente y a expandir de nuevo mi centro. Mano de Luna, como una marca de diseño e ilustraciones creada con poemas, empezó a alcanzar a toda una comunidad de gente que se identificaba con mi proceso. Y fue ahí en donde supe que alzar la voz no era solamente para mí, sino para todos aquellos que vivían con ese miedo de ser escuchados.

Después de muchos meses y un hermoso crecimiento, se empezó a ver la verdadera transformación. Pues vivimos el reto más grande de nuestras vidas, la pandemia. Fue ahí en donde nuestras rutinas, nuestros hogares, nuestro mundo social y todo lo que conocíamos como normalidad, se destruyó y tuvo un giro radical. Y ahí, perdidos, empezamos a encontrarnos a nosotros mismos, desde la raíz. Y me di cuenta de que quería poder seguir ayudando a cuanta más gente. Sentí un impulso enorme en mi alma, que me pedía ayudar y guiar. No tenía idea de cómo, pero simplemente necesitaba ayudar. Así que decidí especializarme en Coaching Holístico y así poder brindarles herramientas a la gente que me lo pedía. Creamos grupos, comunidades, rituales, familias y un mundo entero que nos empezó a abrir las perspectivas de lo que realmente se nos estaba enseñando en ese momento. Esa pausa, ese miedo, esa incertidumbre, nos obligó a ver hacia adentro y a transformar nuestros objetivos y a seguir nuestra verdad. Hablando desde esa autenticidad, Mano de Luna se convirtió en ese espacio, de confianza, de amor incondicional, de calma, de plenitud. Ese espacio en donde todo era perfecto, aun si nos causaba la más oscura sombra. Y dentro de ese camino, me di cuenta de que yo también necesitaba esa ayuda, y que debía ponerme a mi primero, si no nunca me iba a encontrar. Tras meses y meses de sanación, de todo tipo, empecé a entender a mi cuerpo y a mi niña interna y sus miedos, sus culpas. Y empecé a responsabilizarme de todo lo personal. Así, liberándome de cualquier cadena que seguía sosteniendo. El cambio se ha visto, pero sobre todo, sentido.

Y con esto, hoy, todo se transforma y hacemos otro salto cuántico. Mano de Luna abre su camino, convirtiéndose en una Escuela Holística, en donde ya no solamente se trata de mí, Mel, sino de ustedes, mi comunidad. Les abro estas puertas, en donde van a poder SER su propia herramienta, para saltar, sanar y volar. En donde encontrarán todas las guías, las pautas, los pasos y el aprendizaje evolutivo que necesitarán para su viaje. En donde van a poder forjar sus propios pasos, crear sus propios poemas, pintar su propio camino, lleno de arte, de magia y de luz. Con el corazón en la mano, les abro este espacio, porque el mundo se trata de verlo desde el amor. Construyendo comunidades llenas de armonía, de belleza, de abundancia, y apoyando a otros para que puedan crear sus propios sueños y empiecen a hacer real la vida en la que quieren vivir. Yo ya estoy viviendo en ella, les toca a ustedes crear su propia versión. Soy su guía, soy su acompañante, soy su confidente, pero sobre todo, soy su más grande admiradora. Vuelen alto, y sigan brillando, creando y compartiendo, siempre desde ese amor.

CUÉNTAME QUÉ DICE TU CORAZÓN